lunes, 4 de junio de 2012

CUENTO


En un pueblo con mucha sequía, vivía un árbol llamado Garoé. Él nunca estaba contento, hasta que vino de visita al pueblo una bombera llamada Marilín Bombín. Garoé le contó que estaba muy apenado. Marilín le quería ayudar y  pasó toda la tarde con él. Al anochecer, Marilín regresó a su casa y Garoé se durmió.
A la mañana siguiente los dos amigos fueron a un lago muy lejos del pueblo, ya que era el único lago a kilómetros de allí. Observaron un cisne que estaba cerca de ellos, pero aquel cisne tenía algo raro, no era como los demás. Tenía un lenguaje raro, él ladraba. Marilín y Garoé se quedaron asombrados y le preguntaron si era un cisne normal. En ese momento el cisne levantó una de sus alas, que  se hacía cada vez más grande. Al volver a dejar su ala como antes, los dos amigos se encontraron en un misterioso y raro mundo llamado “El mundo del revés”. Aquello era muy raro: nadaba un pájaro y volaba un pez, que nadie bailaba con los pies y que dos y dos eran tres.
Marilín y Garoé se quedaron asombrados ante aquel mundo y, mientras observaban aquel lugar, se acercaron dos personas llamadas Isaac y Mono Liso. Ellos eran los únicos habitantes de aquel sitio y les indicaron dónde tenían que pasar la noche. A la mañana siguiente, Isaac, Mono Liso, Garoé y Marilín cogieron rumbo hacia un bosque. Pasaron toda la tarde allí y Garoé se lo estaba pasando genial. Más tarde, fueron a la playa. Después a tomar un helado, recorrieron todo  aquel mundo. Al anochecer se fueron a su casa hasta la mañana siguiente, que era el día en que tenían que regresar a su mundo.
Por la mañana volvieron a su lugar y dejaron aquel mundo atrás. Marilín le pidió perdón por no pasar mucho tiempo con él, pero Garoé le dio las gracias porque jamás había pasado tal aventura y además había encontrado a una amiga para pasar toda la vida con ella.

                                                       Yara Pérez Dorta


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